
Después de “Buendia” (2018) y “Las Luces” (2020), este tercer
álbum marca una nueva etapa de la banda en la cual, sin
abandonar su sello pop-rock canción característico, explora un
sonido más indie y digital. A tono con una escena platense en
constante movimiento y proliferación, Buendía se inscribe en ella
con siete canciones que fusionan elementos vintage y
contemporáneos, y logran reflejar una experiencia sonora
inmersiva, muy propia de sus shows en vivo.
Como testimonio artístico de nuestra época, este álbum es
también una invitación a reflexionar sobre la complejidad de la
experiencia humana. En efecto, sin perder su unicidad -en
definitiva, somos uno- Superhecho nos revela en cada pista una
nueva faceta emocional y temática de un sujeto tácito a lo largo
de la obra. Y existe, en este sentido, una intención realizada de
combinar letras poéticas y reflexivas, con una narrativa cohesiva a
través de la música y la imagen.
Desde Superhecho, pista que le da nombre al disco y parece
exponer los impactos subjetivos del universo productivista y
competitivo de nuestra época, o Depto, que narra un movimiento
veraniego lleno de ilusiones que finalmente se desvanecen en el
pasado, hasta Perseguido, que teje una atmósfera de misterio y
paranoia, o Girar, que parece reflexionar sobre la monotonía de la
vida cotidiana, cada pista es un capítulo en una historia de ritmos
rápidos y guitarras más limpias, huellas sonoras de esta nueva
etapa.
Con una intención de favorecer la sonoridad de sus
melodías más pregnantes, de mayor movimiento e intensidad, la
producción de “Superhecho” estuvo a cargo de la banda junto con
Fermín Irigoyen, quien también dirigió la grabación, mezcla y
masterización, en el Gallinero Estudio. La responsabilidad
artística del diseño de la portada estuvo a cargo de Vero Gómez
Toresani, mientras que Mechi Pallotti fue la encargada de la
fotografía de la tapa, contribuyendo ambas en la presentación
visual del álbum.
