By Eduardo “Lalo” Martínez Instagram @macs98__ (Reseña y Fotografía)
En una noche donde la diversidad cultural se fundió en un solo canto de resistencia y celebración, el Lunario del Auditorio Nacional se convirtió en el epicentro de una explosión de sabor y reivindicación. El concierto PURA VIDA no solo fue una muestra de la riqueza musical latinoamericana, sino también un potente recordatorio de la lucha constante por la identidad y la igualdad de todos los latinos.

Desde las primeras horas, el recinto vibraba con la expectación de un público ansioso. La jornada inició con “Solovino”, cuyo energético arranque encendió los ánimos y puso a todos a bailar. Esta mezcla de sonidos tradicionales y contemporáneos sentó las bases de una noche ecléctica, donde lo familiar se entrelazaba con lo innovador.
El escenario brilló con los colores vibrantes de “Conjunto Tropidelico”. A pesar de ser desconocidos para muchos de los asistentes, su cumbia psicodélica y ritmos envolventes conectaron inmediatamente con el público. Con “El sol costeño”, evocaron las tradiciones de la cumbia sudamericana, combinadas con sintetizadores y efectos de guitarra que recordaban a “Los Mirlos”. La respuesta del público fue un unísono coro de “¿Quién fue?” y “El sol costeño”, un momento que selló su aceptación y potencial para continuar un legado musical venerado.


El momento de introspección y resistencia llegó con “La Mafiandina”. Desde los Andes, su bombap andino con instrumentos de viento trajo un mensaje potente de lucha y preservación de la identidad. A pesar de problemas técnicos con las visuales, sus rimas en dialecto andino y español resonaron en la oscuridad, encendiendo los corazones de los presentes y alzando brazos en señal de apoyo y unidad.
La velada continuó con “Sara Curruchich” de Guatemala, quien aportó un toque de nostalgia y arraigo. Su set, centrado en la guitarra, marimba y percusiones, evocó recuerdos del hogar y la familia. Sin embargo, no todo fue melancolía; la transición a una cumbia y luego a un reggaetón elevó los ánimos, uniendo a todos en un canto y baile compartido que celebró la vida y la comunidad.


El cierre de la noche fue a cargo de “Nasa Histoires” de Colombia, quienes fueron recibidos con una euforia palpable. Su set de 11 canciones mantuvo al público en un estado de éxtasis, guiado por un saxofón exorbitante y un swing que hizo vibrar el Lunario. Con una combinación de vals, ritmos caribeños y pop, la banda no solo entretuvo sino que ofreció profundas reflexiones sobre el dolor, el amor y la trascendencia. Sus historias resonaron en los corazones de los fanáticos, reforzando la importancia de abrazar nuestras experiencias y culturas con orgullo.
El concierto PURA VIDA no fue solo un evento musical; fue un grito de identidad, un clamor por la igualdad y un himno de celebración de la cultura latinoamericana. En cada nota y en cada letra, se alzó la voz por todos aquellos que viven en desigualdad, recordando que nuestra riqueza cultural es nuestra fortaleza y que juntos, en la diversidad, encontramos nuestra verdadera identidad y poder. La noche culminó con un sentimiento de camaradería y orgullo, un recordatorio vibrante de lo que significa ser latino y de la importancia de nunca dejar de alzar la voz.


